El diario de…

En los diarios las personas escriben lo que viven cada día, o sea, plasman su propio testimonio. Esta palabra (testimonio) en televisión no está bien vista, a pesar de eso, es la que mejor explica en español lo que buscan los programas de talk-show y entre estos destaca con vida propia «El diario de Patricia» que dejó de emitirse hace trece años, pero ha seguido vivo en redes sociales, por eso muchos jóvenes lo conocen y lo tienen como referente. Mediaset ha decidido hacer una nueva versión que va a llamar “El diario de Jorge”, presentado por Jorge Javier Vázquez.

Al leer la noticia en Vertele me asaltan dudas y es que «El Diario de Patricia» (EDP) fue un gran éxito a lo largo del tiempo, pero no podemos hablar de un solo concepto de programa (en cuanto a contenidos) ya que evolucionó a lo largo de los años, llegando incluso a ser EDP sin P o lo que es lo mismo, sin Patricia Gaztañaga, que dejó el programa en 2008 y este continuó hasta 2011 presentado por Sandra Daviú. En ese largo desarrollo hubo temporadas en las que los temas eran más livianos, en otras más sentimentales, divertidos, cotidianos o incluso épocas de temas dramáticos y truculentos. Lo que nunca faltó en EDP fue la sorpresa del espectador, el respeto al invitado y la coherencia narrativa. Patricia (y Sandra) tenía en el programa la facilidad de sorprenderse con las cosas que le contaban, pero con naturalidad y elegancia. En un talk-show el presentador-a puede ser alguien que lo sabe todo de la vida de los invitados y le deja hablar lo justo (“Hay una carta para ti”) o alguien cercano que escucha y quiere empatizar con la persona. Lo más habitual es una mezcla y quien presenta lo sabe todo y va conduciendo la entrevista hacia el fin planteado previamente, pero mostrando empatía y cercanía. Esto garantiza un testimonio coherente que no se extiende demasiado y que cuenta una historia comprensible para el espectador. En este tipo de talk-show podemos enmarcar a presentadoras que marcaron tendencia: Ana García Lozano en Telecinco, Irma Soriano en Canal Sur o Ana Rosa Quintana en Antena3. Juan y Medio sigue esa estela y hace algo parecido en las tardes de Canal Sur. Sin embargo, en EDP Patricia ejercía como esa amiga o vecina que escucha el problema de alguien cercano y se entera al tiempo que el espectador. A pesar de eso, nadie dudaba que conocía perfectamente la historia que le estaban contando, pero cedía el protagonismo al invitado-a. La coherencia es fundamental en cualquier programa de TV y para ello es importante tener un buen guion. Todo el mundo sabe que para que alguien (anónimo) llegue a un plató ha tenido que superar varios filtros en los que el cocimiento de lo que quiere contar es básico. Entonces, ¿si todo el equipo conoce la historia de esa persona, por qué no la va a conocer su presentador o presentadora? En un talk-show es importante que las historias lleguen con claridad al espectador y que lo hagan en el menor tiempo posible, si hay que dedicar media entrevista a explicar o justificar por qué pasó lo que pasó, puede que no sea tan interesante esa historia como para llevarla a un programa.

En EDP Patricia ayudaba frecuentemente a los invitados a retomar su testimonio, pero sin interrumpirles ni hacerles sentir incómodos algo que no es fácil. De esta forma en EDP se podían contar historias muy complicadas de relaciones personales o familiares conflictivas y el espectador las entendía perfectamente. Fueron de especial significado los casos sobre búsquedas de familiares biológicos. Muchos de los llamados “niños robados” acudieron al programa para que les ayudara a buscar a su familia biológica. También hubo enfrentamientos familiares o quienes esperaban perdonar rencores pasados, aunque quizá son más recordados los de declaraciones de amor, los de necesito ayuda u otros en los que aparecían personas muy singulares, pero que eran las que por entonces andaban por nuestras calles. En diez años da tiempo a hacer muchas cosas y de muchas maneras distintas.

Jorge Javier ya ha dicho que en su Diario más que un presentador importante (algo que inevitablemente es) quiere ser un vecino del espectador, alguien cercano. El reto es complicado y también la curiosidad por saber qué tipo de talk-show será El Diario de Jorge (EDJ).

Por cierto, hablo de este tema porque soy defensor de los programas de testimonios, pero de los que respetan a invitados y espectadores. En 1996 descubrí el género y desde entonces he trabajado en varios, uno de ellos «El Diario de Patricia», en el que fui guionista de 2005 a 2008.

@carlostmzeta