El género de entrevistas en televisión es un complemento básico para cualquier programa, pero hay pocos que se dediquen específicamente a este complicado contenido.
Una entrevista la puede hacer cualquiera, pero una buena entrevista está al alcance de muy pocos y en España no son muchos los profesionales de la comunicación que dominen este complicado género, pues no solo se trata de que la persona invitada cuente todo lo que de interés pueda contar, si no que, además, no se enfade con el programa ni con su comunicador. Uno de los mejores entrevistadores de este país es Jesús Quintero, capaz de entrevistar a famosos, a políticos y también a personajes peculiares. Otra grande es Teresa Campos pero que en su último programa no ha tenido demasiada fortuna («La Campos móvil») y es que para hacer una buena entrevista hay que crear un ambiente propicio y eso es complicado dentro de una urna de cristal circulando por calles y autovías…
En las ultimas semanas también hemos podido ver la que podría haber sido una gran entrevista, pero que se malogró por querer conseguir más de lo necesario. Jordi Évole, un gran entrevistador de los últimos tiempos ha cometido un fallo imperdonable, y es que la persona entrevistada no debe sentir que fue engañada tras la entrevista. La primera parte de la entrevista a Miguel Bosé fue prácticamente perfecta, pues el invitado contó cosas que nunca había desvelado, tanto a nivel personal, como familiar y profesional. Ese primer programa solo hubiera necesitados unas pocas declaraciones de su ‘negacionismo’ reciente para haber terminado en alto, pero al querer sacar un segundo programa de ahí provocó que el invitado se sintiera manipulado y traicionado. Esto puede ser verdad o no, pero da igual, porque evidencia un problema interno y es que el invitado no conocía la repercusión que iba a tener su participación en el programa…
El comunicador debe moverse entre la cercanía con el invitado y la complicidad con el espectador, teniendo en cuenta que entre los espectadores también están los críticos. Es un terreno muy delicado e inestable, pero no imposible de conseguir. Por otra parte, en cuanto a la cercanía al entrevistar, también aquí hay que guardar un delicado equilibrio, no conviene demasiada cercanía, tipo «amistad babosa», ni tampoco lo contrario, tipo «enemigo público». El secreto está en ese equilibrio. Cuando Oprah entrevista a Harry y Meghan es una persona cercana y amable con ellos, pero seria y rigurosa que no piensa dejarles sin contar nada interesante, por tanto, el espectador sabe que está de su lado, que es su voz en esa entrevista.
Otro aspecto importante de una buena entrevista es aportar titulares de prensa atractivos para el día siguiente, si se consigue, aportará una publicidad gratuita para siguientes emisiones del programa o para descargas del mismo si existe la posibilidad. Pero, como ya hemos visto, no es conveniente que los titulares sean negativos para la persona entrevistada, porque esta, inevitablemente, se volverá contra el programa y esa publicidad no es la mejor. A veces, es preferible un poco menos de éxito de público, pero no sobrepasar territorios que puedan perjudicar al programa a corto o medio plazo, pero este también es un equilibrio muy complicado.
Como ocurre en muchas ocasiones el mejor truco para que un entrevistador sea el mejor y para que la entrevista que haga sea la mejor de todos los tiempos es rodearse de buenos guiones escritos por profesionales del guion de televisión. Para más consejos sobre técnicas de entrevista recomiendo mi libro «Guía de guion«, un manual imprescindible para escribir en televisión.
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